Caracas, 22 Ago. AVN (por Aurelio Gil Beroes).- El semanario Sexto Poder es el típico instrumento político de la derecha, creado para desprestigiar al Gobierno Bolivariano, trasgrediendo cualquier norma ética.
Es un medio de comunicación concebido para, si es necesario, ser sacrificado en aras de su objetivo político.
Su línea editorial contra el Gobierno es lo más parecido a los cuchillos de doble filo, esos que cortan por ambos lados de la hoja.
En su edición de este domingo, el periódico publicó un foto montaje titulado Las poderosas de la revolución bonita, en el que figuran bailarinas de un cabaret, con los rostros de algunas funcionarias del Estado venezolano.
La idea es muy clara: las funcionarias, cual meretrices, bailan en un burdel que es Venezuela.
Los efectos buscados son dos: el primero, denostar a estas funcionarias, ridiculizarlas y desprestigiarlas, al tiempo que se compara al país con un lenocinio.
El segundo, una vez producida la reacción oficial (fue detenida la directora del semanario), en medio de una gran alharaca, acusar al Gobierno de atentar contra la “libertad de expresión”, “el libre pensamiento” y “el sagrado derecho a disentir” y llevar protestas y quejas, por lo menos, hasta la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), como suele ocurrir.
En esta línea, el diario El Nacional publica en su primera página de este lunes 22, arriba a la derecha, un adelanto de lo que será su manera de tratar el caso Policía política detuvo a directora de Sexto Poder.
Seguro que, en adelante, esta persona será definida como “presa política” del régimen, víctima del atropello a las libertades por parte del Gobierno autoritario del presidente Hugo Chávez
Los editores del citado semanario cumplieron con el plan que les ha sido establecido. El responsable de esa publicación, un individuo que se hace pasar como periodista, llamado Leocenis García, “pasó a la clandestinidad”, según sus palabras en su cuenta en la red social Twitter.
Probablemente, en las próximas horas será calificado como perseguido político y candidato a pedir asilo en la embajada estadounidense de Caracas.
Se trata de una estrategia diseñada para transgredir las normas éticas del periodismo, provocar al Gobierno y crearle problemas en la sensible área de la comunicación, con el fin de desprestigiarlo en el preámbulo de la campaña electoral de 2012.
Es un medio de comunicación concebido para, si es necesario, ser sacrificado en aras de su objetivo político.
Su línea editorial contra el Gobierno es lo más parecido a los cuchillos de doble filo, esos que cortan por ambos lados de la hoja.
En su edición de este domingo, el periódico publicó un foto montaje titulado Las poderosas de la revolución bonita, en el que figuran bailarinas de un cabaret, con los rostros de algunas funcionarias del Estado venezolano.
La idea es muy clara: las funcionarias, cual meretrices, bailan en un burdel que es Venezuela.
Los efectos buscados son dos: el primero, denostar a estas funcionarias, ridiculizarlas y desprestigiarlas, al tiempo que se compara al país con un lenocinio.
El segundo, una vez producida la reacción oficial (fue detenida la directora del semanario), en medio de una gran alharaca, acusar al Gobierno de atentar contra la “libertad de expresión”, “el libre pensamiento” y “el sagrado derecho a disentir” y llevar protestas y quejas, por lo menos, hasta la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), como suele ocurrir.
En esta línea, el diario El Nacional publica en su primera página de este lunes 22, arriba a la derecha, un adelanto de lo que será su manera de tratar el caso Policía política detuvo a directora de Sexto Poder.
Seguro que, en adelante, esta persona será definida como “presa política” del régimen, víctima del atropello a las libertades por parte del Gobierno autoritario del presidente Hugo Chávez
Los editores del citado semanario cumplieron con el plan que les ha sido establecido. El responsable de esa publicación, un individuo que se hace pasar como periodista, llamado Leocenis García, “pasó a la clandestinidad”, según sus palabras en su cuenta en la red social Twitter.
Probablemente, en las próximas horas será calificado como perseguido político y candidato a pedir asilo en la embajada estadounidense de Caracas.
Se trata de una estrategia diseñada para transgredir las normas éticas del periodismo, provocar al Gobierno y crearle problemas en la sensible área de la comunicación, con el fin de desprestigiarlo en el preámbulo de la campaña electoral de 2012.
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